Blockchain o el fin de los mitos técnicos
En serio, llevamos ya 16 años con esta innovación que trajo Bitcoin (octubre 2008). No es de recibo seguir hablando de blockchain. Es más, ya entra dentro de lo que se consideraría incultura general.
La blockchain solo es una base de datos, punto. No es nada más: es una estructura distribuida entre múltiples ordenadores que replican información. Pero sin Proof of Work (PoW), no deja de ser una base de datos sin nada especial ni particular que destacar. Lo que transforma a una simple base de datos en una red resistente, autónoma e incorruptible es el coste energético necesario para modificar su historia. Sin ese anclaje físico a la realidad —como explica Satoshi Nakamoto—, cualquier consenso puede ser falsificado por autoridad, acuerdo o interés. Solo PoW convierte a la blockchain en lo que prometía ser: una fuente de verdad resistente a la manipulación y a la censura.
Durante los últimos años, conceptos como “blockchain con Proof of Stake – PoS” y la exaltación de figuras como Vitalik Buterin han distorsionado el mensaje original de Bitcoin: la descentralización no es una narrativa tecnológica, sino una conquista política y termodinámica. Quien comprende esto, entiende por qué las “blockchains” sin trabajo computacional no descentralizan nada y por qué Ethereum representa una desviación, no una evolución.
REPITO: Ethereum NO descentraliza nada, todo es narrativa libertaria
1. Blockchain sin Proof of Work: una contradicción estructural
Satoshi Nakamoto no inventó simplemente una base de datos en cadena, sino una red que garantiza resistencia a la censura, inmutabilidad e independencia de cualquier actor centralizado, gracias a un descubrimiento clave: la prueba de trabajo (PoW).
Eric Voskuil, en Criptoeconomía, lo expresa sin ambigüedades:
“Sin gasto energético, no hay consenso anónimo ni sistema verdaderamente descentralizado. El trabajo es el árbitro de la verdad”.
Las blockchains basadas en Proof of Stake (PoS) o Proof of Authority (PoA) dependen de actores identificables y jerarquizados. En ellas, el poder no se disuelve, solo se redistribuye entre validadores privilegiados, recreando estructuras de control verticales similares a las del sistema financiero tradicional.
Como afirma Saifedean Ammous:
“La descentralización sin gasto energético es una ilusión. Bitcoin es la única red que asegura seguridad sin necesidad de confianza en terceros”.
2. Vitalik Buterin: la institucionalización del discurso Cypherpunk
Vitalik no es Satoshi. No en visión, ni en intención. Mientras Satoshi creó un sistema que elimina la necesidad de autoridad, Buterin se convirtió en la autoridad central de Ethereum. Su presencia pública constante, su influencia sobre el desarrollo del protocolo y su legitimidad simbólica son rasgos incompatibles con la idea de soberanía digital.
Desde la perspectiva de Bitcoin, esto se denomina «recentralización técnica». La descentralización real implica anonimato y desaparición del creador. Vitalik personifica lo contrario: un rostro al que se le otorga el derecho a decidir el camino del sistema.
Ethereum apuesta por la “gobernanza” y la “evolución constante”, pero eso implica redefinir continuamente las reglas del juego, otorgando a ciertos actores un rol de árbitro. En cambio, Bitcoin es inamovible no por rigidez, sino por diseño: el consenso no se discute, se ejecuta.
Tuur Demeester lo ilustra con claridad:
“Bitcoin no es una app. Es una reforma estructural del concepto de dinero”.
3. Bitcoin: la única descentralización real
Satoshi fue explícito: sin gasto energético, no hay neutralidad ni resistencia. En El Libro de Satoshi, se describe cómo la prueba de trabajo fue su mayor hallazgo: un mecanismo que convierte energía en verdad verificable, sin que ningún humano tenga que decidir qué es cierto. ¿Cuál es esa verdad?: las transacciones de bitcoin que quedan grabadas en los bloques de la cadena.
El verdadero poder de Bitcoin reside en que cualquiera puede verificar, minar o transmitir sin pedir permiso. La arquitectura abierta de nodos y minería es lo que impide el control. En palabras de Jason Lowery, Bitcoin es un protocolo de poder distribuido que reemplaza la coerción física con incentivos económicos y termodinámicos.
“Bitcoin sustituye las estructuras de dominación por una gobernanza de consenso algorítmico, verificable y resistente a la manipulación”.
Cualquier blockchain que dependa de identidades o delegados regresa a la política, y por tanto, a la censura.
4. Conclusión
Este artículo no pretende polemizar por moda, sino dejarlo claro:
- Sin PoW no hay descentralización, solo base de datos replicada.
- Ethereum no es sucesor de Bitcoin, sino un sistema alternativo basado en autoridad técnica.
- Bitcoin es el único sistema monetario soberano porque traslada el arbitraje del poder al campo físico, no al político.
Bitcoin no es una elección tecnológica: es una elección ética. Y en su arquitectura se encierra una verdad incómoda: la libertad no se construye con confianza, sino con coste energético. Esta misma idea ya la proclamó en 1921 Henry Ford junto con Thomas A, Edison y su propuesta de crear una moneda anclada al patrón energía, lo que a la postre, reduciría las guerras.
“La verdad no se vota, se prueba.”
— Bitcoin como fenómeno antifrágil
Fuentes consultadas:
- Nakamoto Book Blog
- Eric Voskuil – Criptoeconomía
- Phil Champagne – El Libro de Satoshi
- Tuur Demeester – Bitcoin: La Reforma
- Saifedean Ammous – El Patrón Bitcoin
- Jason Lowery – Softwar
- Tomás Prieto – Bitcoin como protocolo de paz
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Pensamiento bitcoiners
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